Una despedida nunca es feliz; unas películas nunca nos llevan consigo; y el teatro breve nunca se (ni nos) agota.
Por Gabriel Abalos gabrielabalos@gmx.com
Una voz fundamental de la poesía nuestra se ha apagado, aunque no solo escuchábamos sus poemas de esa boca, ya que duermen con sueño ligero en unas páginas y resuenan silenciosos en nuestra cabeza, como el resplandor fugaz y a la vez duradero, como los sabores residuales para siempre de aquella manzana. Una niña eterna asombrada y tallada también por los dolores que acostumbran a hacer sus nidos en nosotros, algo que a todos nos pule como a una piedra o nos quiebra como a un junco. En Susana Cabuchi vivían la niñez indeleble, los sentimientos reveladores diferidos por la niebla del tiempo, emociones que arden sutilmente y que ella supo entregarnos en manojos de libros definitivos. Se fue después de haber cerrado su ciclo con poemas prometidos a su patria de la sangre, en su nuevo libro que fue el último: Siria, presentado en su Jesús María natal, apenas una semana atrás. En su obra residen -ella lo dijo- “países y tristezas, los rostros de los que hemos amado, los libros que leímos, la belleza del mundo”. A su paso por la tierra, la poesía ha ganado en amor, en verdad, en belleza; y ahora, quienes la conocimos hemos quedado más pobres de su dulce sabiduría y su bondad. Podremos decir: la conocimos, brilló entre nosotros, la quisimos, fue nuestra, y los lectores que vienen atrás sabrán porqué aun sin el sonido de su voz, pero con la intensidad que supo capturar con su inteligencia y con su alma. Esa alma inmortal que son sus libros y que nos dejó como consuelo de esta vida. Querida Susana Cabuchi, nos harás todavía más falta. Gracias por tanto.
Meterse en vidas de cine Llegan los últimos estrenos de julio en el Cineclub Municipal. En el primer horario de hoy, a las 15.30, y a las 20.30, es el estreno especial de Pequeña Flor (2022) una coproducción francesa-argentina dirigida por Santiago Mitre. Un poco fuera del realismo y las problemáticas propias de su cine, el director de El estudiante, La patota y La cordillera creó una comedia negra inspirada libremente en una novela corta del argentino Iosi Havilio. Su coguionista fue Mariano Llinás, cabeza siempre disponible y transversal al cine nuevo argentino. La protagonizan Daniel Hendler, ese actor a quien los personajes se le parecen, y la francesa Vimala Pons, además de -entre otros- Sergi López. Un dibujante rosarino casado con una francesa, pierde el trabajo justo cuando ha nacido su primera hija. José asume el cotidiano de la crianza, mientras su mujer trabaja, y además conoce a su vecino, un francés refinado y exasperante, imposible de ser asesinado para siempre. La película, atípica en la filmografía de Mitre, que une el realismo cotidiano a lo fantástico, ha provocado epítetos como desconcertante, irritante, audaz, reprimida, salvaje, desprejuiciada. Este año fue el filme de apertura del 23 BAFICI. A las 18 y a las 23 se estrena la película boliviana El gran movimiento (2021) del director Kiro Russo, con actuaciones de Julio Cesar Ticoa, Max Bautista Uchasara. Esta multiproducción retoma al personaje central del filme anterior de Russo (Viejo Calavera, 2016), el minero y activista Elder, a quien se ve en el contexto de la ciudad de La Paz, ya sea manifestando para recuperar su trabajo, o deambulando con sus compañeros por la urbe que por momentos se parece a un hormiguero. Elder sufre una enfermedad progresiva, tal vez por el polvillo de la mina, o incluso, según creencias tradicionales y populares, por la entrada en su cuerpo de un mal espíritu. La potencia visual de El gran movimiento reivindica tradiciones cinematográficas que pesan mucho más que las modas, a la hora de juzgar una narrativa con criterio experimental y profundo. El filme cosechó una decena de premios internacionales, y abrió este año en el FICIC de Cosquín, donde además se dedicó una retrospectiva a la obra de Kiro Russo. Bv. San Juan 49. Entrada general $ 450.
Obras breves y cara a cara En la Plaza de la Música de 220 Cultura Contemporánea (Costanera esquina Mendoza) se desarrolla el segundo fin de semana del 9° Festival Internacional de Teatro Breve, hoy, mañana y el sábado, desde las 20.30. Diversos espacios del complejo reúnen ocho obras de teatro que se dan en simultáneo y que duran todas quince minutos, representándose cada una cuatro veces por noche. El público podrá asistir a un menú de estas piezas a una entrada general de $ 1000 por persona. La ambientación es no convencional y específica para cada obra, realizada por Rafael Reyeros y Cristina Morini. Cada noche hay música y danza en la sala principal, con una performance de la compañía de danza teatro La Pendiente. La presentación del Festival está a cargo de artistas como Gabriel Marasini, Carla Dogliani, Pony Von Taylor (Luciana Mealla) y Jenny Mackenna (Javier Mullins) quienes con sus respectivos personajes transmiten al público la información necesaria sobre el funcionamiento del Festival. Se podrá disfrutar cada noche, escogiendo en cada caso entre dos obras internacionales, dos nacionales y cuatro de Córdoba. Las propuestas de varias procedencias incluyen a elencos de Chile, Venezuela, Buenos Aires, Rosario y Córdoba, varios de ellos en coproducción, concebidos especialmente para este formato, con sus autores, actores y directores donde se lucen, entre otros, nombres como Camila Sosa Villada, Gustavo Ott, Vladimir Vera, Lito Fernández Mateu, Marcelo Allasino, Jorge Monteagudo y Lucia Nocioni.
La organización y dirección general está a cargo de Diego Balaguer y Francisco Bruzzone.
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